PUEBLA, PUE. Un sujeto de aproximadamente 35 años de edad, que dijo ser integrante de “La Familia Michoacana” amenazó durante varias horas con detonar una granada de fragmentación luego de que autoridades descubrieran que estaba armado.
Y es que el individuo entró al restaurante de Mariscos “Juquila”, ubicada en boulevard Forjadores y calle La Agencia de Momoxpan, donde pasa la vía del tren y donde a decir de los comensales y personal del establecimiento estaba también comiendo el Secretario de Desarrollo Social, Javier López Zavala.
Fue precisamente gente que estaba afuera del establecimiento el que se percató de que la camioneta del sujeto, una CVR Honda de color plata tenía en su interior un arma de fuego, por lo que dieron aviso a las autoridades, acudiendo de forma inmediata agentes de la Policía Ministerial.
El hombre al detectar que ya había sido descubierto, se salió del inmueble y se subió a la unidad con placas de circulación, YEA 5163 del Estado de Veracruz para huir, pero a los otros asientos se subieron agentes de la Procuraduría General de Justicia para asegurarlo.
El sujeto tomo un arma y apuntó hacía el agente que se colocó en el asiento del copiloto, el cual intentó desarmarlo, por lo que dio inicio a un forcejeo que dio resultado, ya que el representante de la PGJ obtuvo el arma, pero el delincuente, con la otra mano, sacó una granada de fragmentación y le quitó el seguro, amenazando de dejarla explotar si los agentes le hacían algo.
Fue en ese momento cuando se estableció un operativo de seguridad en las inmediaciones del lugar, acudiendo al mismo las policías municipales de Puebla, Cuautlancingo y San Pedro Cholula, el Grupo Táctico “Guardián”, Policía Metropolitana, la Policía Ministerial, Seguridad Vial del Estado, Bomberos y paramédicos para acordonar el área, mantener la tranquilidad de los vecinos, evacuar los negocios cercanos y cerrar la circulación para evitar a toda costa alguna desgracia en caso de que el sujeto decidiera detonar el explosivo.
Mientras al interior del automóvil, el sujeto hacia varias llamadas para solicitar que lo sacaran del lugar, asegurando a los agentes que en cuestión de minutos llegarían a rescatarlo.
Pero minutos después comenzó a desesperarse hasta que los nervios hicieron mella en su ánimo por lo que destrozó sus teléfonos con una piedra, cuando supo que no sería rescatado.
Elementos de la Policía Federal y del Ejercito Mexicano, así como el Agente del Ministerio Público Federal llegaron y tomaron el control del operativo, colocando incluso en puntos estratégicos francotiradores listos para disparar en caso de que fallara la negociación con la Policía Ministerial.
En tanto, en las calles aledañas, varias patrullas hacían revisiones de vehículos reportados como sospechosos.
Tras varias horas de estar en el automóvil, con la granada de mano lista para explotar, al ver que las fuerzas federales habían llegado y que no tenía apoyo, el sujeto decidió salir de la unidad y entregarse a la Sedena.
Los militares lo llevaron a la XXV Zona Militar para desactivar la granada y posteriormente lo pusieron a disposición del Agente del Ministerio Público Federal el cual dio inicio a las investigaciones para esclarecer la procedencia de las armas y el motivo por el cual las portaba.
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